Cariño de madre.

¿Alguien sería tan amable de explicarme ese concepto que yo comprendo tan poco? Dicen mamá y a pesar de que vine de su cuerpo soy mitad de sus genes, más que agradecerle por darme la vida no puedo hacer.

Esos gritos por la casa, esos golpes; eso es lo que más me marcan la palabra mamá: los golpes. Que cada vez que me equivocaba por pequeño que fuera, una cachetada llegaba a mi rostro, a veces un tirada de pelo, otras tantas una tirada de orejas.

No digo que no quiera a mi mamá, pero no siento un apego hacia ella: no le tengo confianza porque cada cosa que sucede se la cuenta a todo aquel que se le cruza por delante. No puedo darle respeto de autoridad porque ella ni quiera es capaz de escucharme alguna vez: todo es grito, golpes, retos, discuciones en las que nunca puede aceptar que se equivoca.

Soy una persona orgullosa, lo admito y no me da pena decirlo, pero ella siempre me obliga a reconecer mis errores cuando ella no asume los suyos propios. No tengo una relacion con ella no porque yo no la quiera, sino por que amabas no queremos esa relación, me ha dolido, me ha dolido toda la vida eso, pero aprendí a vivir con ello.

Esta vez no dejé que me alzaras la mano una vez más, eso te enfureció, no dejé que te descargaras conmigo, que me intimidaras como siempre lo hiciste toda mi vida. Una madre siempre puede golpear como quiera a sus hijos, pero cuando los hijos no te dejan, ahí, en ese momento sí importa ¿no?

Dices que soy una inmadura, si puedo serlo, pero no por eso me vas a tratar como la niña de 5 años a la que le tironeabas el pelo cuando decías que solo la estabas peinando. Estoy grande y aunque no lo creas y no lo veas; me sé manejar como alguien grande.

Si hay algo bueno que puedo sacar de esto es que no te dejaré golpearme otra vez y sabré que jamás, jamás, golpearé a mis hijos como tu lo hiciste conmigo, hasta dejarme con este jodido trauma que no deja que te quiera como podría hacerlo. Mis hijos no serán lastimados como me lastimaste a mi y tendré una relción con ellos.