miércoles, 19 de diciembre de 2012

Un viaje a Londres; Capítulo 2: ¿Tutor?*


No podía creerlo.

No es como si hubiera ido tan lejos ni con la mayor calma del mundo para que en tan poco tiempo Alice tuviera todo listo ¿Es que acaso era una hechicera?

—Eres una bruja, una bruja blanca —murmuró Paulette haciéndose la asustada y apuntándola con su dedo.

Alice rió ante su reacción, por lo que decidió seguir su juego.

—Sí, soy una bruja blanca obsesiva por la limpieza —mencionó con fingida voz tenebrosa la joven Brown, para luego reír con falsa maldad.

—Obviamente, porque eres demasiado buena para ser una bruja malvada —rió la pelinegra haciendo una pequeña burla de su nueva amiga.

Alice hice un pequeño puchero pero aun así no negó nada, le era imposible refutar algo tan cierto la gran parte del tiempo, por no decir siempre.

Mañana comenzarían las clases en la academia de música, por lo que aún tenían ese día para recorrer la ciudad como habían acordado la noche anterior entre sus conversaciones. Desayunaron tranquilamente ayudándose para hacer todo con rapidez, unos panqueques con manjar y una taza de café.

—Lo juro, son los panqueques más ricos que he comido, fuera de los de mi mamá, claro —comentó deleitándose con el sabor de dicho platillo, la joven Galé.

Brown rió, tanto por el comentario como por pensar en lo mismo que su compañera apelando a su propia madre.

No tardaron mucho en la ducha, ni en cambiarse para salir. Paulette tenía puesto una camiseta holgada morada que descubría sus hombros que decía en letras negras “I Love Londres” con la última palabra llena de diseños característicos del lugar que pronto visitaría,  unos shorts negros y sus infaltables converse negras, un cintillo en el centro de su cabello separaba parte de su melena pero no lo suficiente como para que algunos cabellos no llegaran a su rostro. Mientras tanto Alice llevaba un mini vestido de tonalidad calipso ceñido a su curvilíneo cuerpo, su cabello lo llevaba tomado rápidamente en un moño alto mientras que unas mechas delanteras rebeldes se posicionaban a cada lado de su cara.




—Somos unas chicas guapas —reía Paulette haciendo caras en el espejo con Alice a su lado que sólo sonrió— ¿A qué lugar iremos primero? —agregó.

—¿Te parece si vamos a recorrer los alrededores de la academia? —cuestionó la aludida recibiendo un asentimiento de cabeza.

Era plena primavera en Londres, el sol brillaba despejadamente y el calor era soportable. No muy lejos de hospedería, a unas pocas cuadras llegando al centro se encontraba la Academia de música de Londres. Desde la entrada se podía apreciar la estructura antigua y ostentosa del edificio, bastante elegante, rodeado de un espacio de áreas verdes con una fuente agua en parte de la entrada. Si bien, Alice ya había estado por ahí antes por otras circunstancias, verlo de nuevo la sorprendía y le traía recuerdos, Paulette simplemente estaba atónita.

—¿Quieres recorrerlo? Yo iré por nuestros horarios —mencionó la joven Brown en caminándose en la entrada.

—Esta bien, te buscaré a dentro en unos minutos —respondió la otra sentándose en la fuente.

Tomó aire fresco, la academia era hermosa. Aún no procesaba bien todo en su mente ¡Estaba en Londres!

Comenzó a caminar por los pastizales, el silencio era agradable, pero la música lo sería mejor. Sacó su reproductor hasta encontrar algo adecuado.

—Perfecto —susurró para darle play a la canción—. La, la, la, la. La, la, la, la. La, la, la, la. La, la, la, la —comenzó a tararear para continuar— I want you to love me, like I'm a hot guy.
Keep thinkin' of me, doin' what you like. So boy forget about the world cuz it's gon' be me and you tonight. I want to make you beg for it, then imma make you swallow your pride —su voz se hizo notablemente potente en ese instante mientras danzaba sobre el césped similar al mismo video de la canción.

Se dejó caer al pastizal a la sombra de un árbol aun cantando una canción que si bien era de amor, al cantarla expresaba cierta libertad con armonía en ese instante ¿y por qué no?
Un poco de emoción también.

Want you to make me feel like I'm the only girl in the world.Like I'm the only one that you'll ever love. Like I'm the only one who knows your heart.Only girl in the world...—continuaba cantando a toda potencia más aun el coro, se sentía libre— Like I'm the only one that's in command. Cuz I'm the only one who understands how to make you feel like a man. Want you to make me feel like I'm the only girl in the world. Like I'm the only one that you'll ever love. Like I'm the only one who knows your heart.
Only one...—finalizaba el coro de la canción, no pensaba seguir cantando por el momento, sin embargo de todos modos se vio interrumpida y sacada de su ensimismamiento en la música gracias a un espectador.

—Tienes una potencia débil y cantaste bajo el tono —criticó una voz altanera detrás de ella que la hizo voltear, no la sorprendió encontrarse con el mismo mal educado de la hospedería—. No sabía que la academia estuviera en tan bajado tanto su prestigio para estar trayendo del extranjero a gente tan mediocre —continuó atacando mirando con sus ojos azules fijos en los de ella.

—Como sea estoy aceptada y no tengo porque aguantar tus críticas, no eres nadie, ni siquiera maestro de la academia para hacerlo —bufó Paulette manteniendo la vista de pie.

El otro sonrió.

—Robert Pattinson, maestro de piano a cargo de vocalizaciones y otras cosas relacionadas con los tonos de voz, matices y armonía con instrumentos —se presentó haciendo una reverencia egocéntrica ante la presentación.

¿Maestro? Todavía no podía procesar la información, con razón la juzgaba tanto, pero eso no le daba crédito para tratarla como basura mediocre. Galé se mordió el labio conteniendo un poco su rabia, mientras la sonrisa de Robert se expandía aún más.

—¿Alguna opinión ahora jovencita? —cuestionó divertido arrastrando la última palabra.

—Galé. Paulette Galé —respondió sacando su orgullo y entonando claramente cada letra dejando de morderse el labio teniendo claras sus palabras para no caer en su juego del todo, al menos no como él esperaba—. Y no se preocupe, profesor Pattinson, le mostraré que una cosa es dejarse llevar y otra es ser evaluada, no me confiaré en su clase —sonrió triunfante al ver como se le desvanecía de apoco la sonrisa burlona al castaño de ojos azules.

—Ya lo veremos, señorita Galé ¿O debería decir Lady torpeza? —se mofó antes de voltearse a su propio camino.

—Galé esta bien, gracias —dijo Paulette antes de ir en dirección contraria arrastrando cada letra entre sus dientes debido a la molestia.

Era un engreído, un maestro subido de humos en el cielo que, además, tenía la desfachatez de reírse en su cara. <<Un asco de persona sinceramente, ni su mirada ni sonrisa hacen que se salve un poco>> pensaba recordando su fija mirada azul, su cabello alborotado con esa sonrisa egocéntrica y burlona de medio lado, si había alguien que en esos momentos sería bello para ella en Londres era él, pero con la boca bien cerrada y su horrible personalidad en el bolsillo.

Paulette se encaminó a la entrada de la academia a buscar a Alice, al no verla entrada decidió mirar la institución por dentro. Si por fuera parecía elegante, antigua y todos eso calificativos imponentes, por dentro era casi estar en palacio con muchos cuartos. Varios cuadros se encontraban en las murallas con fotografías o retratos de artistas que habían asistido ahí, trofeos y listones por montones. Una enorme escalera de caracol a ambos lados lo que indicaba la presencia de más salas o posiblemente el ascenso a la oficina de dirección y también la de <niel;profesores>> pensó molesta en la última palabra viniendo a su memoria la mirada azulada.

Subió lentamente la escalera de caracol, al igual que el lugar tan elegante, merecía un poco de etiqueta de su parte mínimo. El piso de arriba era similar al inferior, unas cuantas salas pero algunas con ciertas etiquetas de las que esperaba. Primero se encontraba algunos de los salones de los cursos más altos; una sala de grabaciones, una de instrumentos, ensayos y composiciones, sala de danza con espejo. Finalmente sala de profesores y dirección al final.

Caminó mirando cada sala, hasta que se acercó a las últimas. Como era obvio, en la sala de profesores se encontraba el mismo antipático de antes. Se acercó a un poco a la puerta de dirección cuando Alice salió con varios papeles en sus manos.

—¿Y bien? ¿Estaremos juntas? —preguntó Paulette frente a su amiga sonriente.

—Al principio pocas clases, pero convencí a la directora de que lo acomodara un poco. Tenemos casi la mitad de las clases juntas —respondió contenta, aparentemente más de lo que esperaba.

Galé estaba emocionada, más de la mitad mucho más de lo que esperaba, sobre todo si alguna podría incluir al Robert.

—¿Señorita Brown? —se escuchó de la sala de profesores, ambas reconocieron la voz al instante.

—¿Rob? —preguntó alzando una ceja dudosa la aludida tratándolo de forma jovial.

—¿A quién le dices Rob? Soy tu profesor ahora, tengo un nivel más de jerarquía que la uthma vez —respondió con el mismo movimiento de cejas en demostración de altanería.

—Tan exagerado y altanero como siempre, para mi siempre serás Rob y punto final, ni cuando eras mi tutor te trataba con respeto no lo haré ahora —rió Alice poniendo sus manos en su caderas.

Bien, ahora si no entendía nada ¿se conocían y se llevaban bien? Pensaba Paulette <<Creo que mi buena suerte se fue y hay complot en mi contra>> Por unos minutos pensó en decir “Hola, estoy aquí”, pero seguían hablando ignorándola apropósito, o al menos estaba segura que de parte de Pattinson lo era, ya que la miraba de reojo notando su molestia.

—Pensé que te juntarías con alguien de tu nivel —escupió el castaño de orbes celestes mirando a Alice y luego a Paulette.

De a poco la joven Galé se empezó a sonrojar de la ira ¿le estaba diciendo inferior de nuevo? ¿Y frente a su amiga? Pero antes de protestar fue interrumpida.

—Es mi amiga, no me interesa si es de mi nivel, superior o inferior y aunque lo sea nos ayudaremos —respondió cambiando el semblante divertido y de broma a uno más serio.

Él también quitó parte de la sonrisa de burla de su rostro.

—Como quieras, espero que no baje tu nivel solamente, no quiero que mis tutorías no te sirvan, no hago perdedoras —respondió en el mismo tono de seriedad.

Luego de un minuto casi eterno de miradas, sobre todo de rabia de Paulette hacia Robert, Alice decidió hablar.

—Veo que no se llevan bien, nos vemos Rob —volvió a sonreír como en un principio despidiéndose con un beso en la mejilla.

Paulette puso una mueca de asco y luego susurró un adiós por educación que no tuvo respuesta o si la hubo jamás la oyó.

Llevaban ya un rato caminando estaban sacándose fotos cerca del río Támesis, divertidas, no habían tocado el tema de antes, ya que parecía incómodo por ambas partes hasta que la de melena pelinegra no soporto más.

—¿Tu tutor? —cuestionó con extrañeza comenzando la conversación inconclusa.

—Sí, yo siempre tuve ánimos de cantar, pero al principio no lo hacía bien por eso tenía a Rob como mi tutor, era hijo de un conocido de mis padres y me ayudó a mejorar, ya que él siempre fue conocido casi como un prodigio —explico Brown mirando el cielo recordando esos tiempos—. También siempre tuvo ese carácter, después de un tiempo con su mañas te acostumbras a como tratarlo y él te toma aprecio a su forma también —prosiguió divertida mientras una imagen de ellos discutiendo a gritos muy fuerte por la casa debido a un error de notas, para después pensar en otra donde se gritoneaban encontrando esa misma nota riendo juntos.

—Sinceramente no creí que él pudiera ser agradable hasta que te saludo, aunque tampoco lo fue demasiado —rió Paulette recordando e imaginándole completamente distinto por un segundo, más dulce—. Yo a él definitivamente no le caí bien y no me interesa caerle bien tampoco —bufó recordando su palabras en el pastizal, sacando esa imagen de su mente prosiguió apenada—. Gracias por defenderme frente a él aun sin escucharme.

—No preocupes, de seguro exageró o te escucho cantando sin seriedad. Si no estuvieras a buen nivel no estarías aquí —sonrió Alice dándole un poco de calma a su compañera—. Y aquí también mejorarás obviamente.

Galé asintió con alegría. Fue el fin del tema de conversación, de ahí en más todo fue diversión de turismo y muchas fotografías. Toda una tarde en Londres comiendo helado recorriéndolo por todos emblemáticos lugares con una buena amiga y guía. Por un momento olvidó complemente que iba a cantar, en el molesto profesor, en que se encontraba sola avanzando cada paso y todo lo que se le podría venir de un día para otro.



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